Nuevo atentado yihadista
El pasado veintisiete de marzo, en un centro comercial de Badalona, un hombre, ataco un establecimiento de una conocida marca de comida rápida.
Todo sucedió durante la tarde del Miércoles Santo, alrededor de las siete y media de la tarde, un paquistaní irrumpió en el centro comercial Màgic de Badalona. El individuo armado con un hacha, arremetió contra la cristalera de una conocida marca de comida rápida, rompiendo la cristalera al propinarla varios hachazos.
Gracias a un vigilante de seguridad y a un Mosso fuera de servicio, el incidente no fue a mayores, ya que entre los dos pudieron reducir al paquistaní hasta la llegada de los Mossos. Además tienes que ver –Los medios quieren ir contra Rusia en el atentado en Moscú-.
La detención del inmigrante yihadista
Los Mossos se personaron en el lugar tras recibir el aviso, allí encontraron a un hombre que no hablaba catalán ni castellano y que había sido reducido gracias a la intervención del vigilante y de un Mosso fuera de servicio, procediendo a su detención.
El alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, definió al hombre como un “desequilibrado”, y detalló que golpeó “con un hacha el mobiliario de un restaurante” del centro comercial, sin que hubiera habido ninguna persona afectada.
Nuevo atentado yihadista
Nuevamente tras un ataque perpetrado por una persona de origen extranjero, vuelven a tacharlo de un desequilibrado. Es muy casual que se sucedan estos hechos en toda Europa y en ellos están relacionados extranjeros con una característica común, la de no comer jamón.
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En este caso. En Badalona no hubo víctimas ni heridos. Pero da la casualidad de que siempre son desequilibrados. O personas inestables las que llevan a cabo estos sucesos.
Lo que más impacta de este suceso. Es que, tras la detención del sujeto, el juzgado de instrucción número 4 de Badalona, ha enviado a la Audiencia Nacional la causa abierta al ver indicios de terrorismo yihadista.
Pero ustedes tranquilos, solo era un desequilibrado más. Un desequilibrado de los que a cientos entran a diario por nuestras costas, en esa invasión silenciosa y programada que llevamos sufriendo años.